Un cuento donde hablara de la bondad y la generosidad
PEDRITO,
EL CARACOL Y LA BABOSA
Pedrito era un pequeño
caracol de bosque que deseaba encontrar a un amigo o amiga. Caminó y caminó hasta llegar
a un huerto. Allí
había unas babosas que se rieron de su caparazón.
Pedrito, triste, se ocultó en su caparazón. Tras unos cuantos
días descansando, llovió, y Pedrito salió dispuesto a irse a vivir a otro
lugar, pero al sacar la cabeza vio a una pequeña babosa que se había asustado
al verlo.
-
No te asustes, sólo soy un caracol.
- Pero, pero eres muy extraño, ¡llevas una piedra encima de tu
cuerpo! –dijo temblando la babosa.
-
No, no es una piedra, se llama caparazón, es mi casa. Cuando
tengo frío o llueve mucho me escondo dentro y me
siento mejor.
- Pues me gustaría tener un caparazón como tú. ¿Cuándo me
crecerá?
- Tú eres una babosa y vosotras no tenéis caparazón, pero si
quieres podemos intentar encontrar uno vacío.
- Me gustaría mucho, dijo la babosa pequeña dando saltos de alegría.
Los dos amigos se pusieron a buscar por todo el bosque y
finalmente debajo de la hojarasca encontraron un caparazón precioso, con una
espiral dibujada, pero le iba tan grande, que decidieron buscar otra.
Al
cabo de un buen rato encontraron un pequeño caparazón, pero era tan menudo que
la babosa no cabía de ninguna de las maneras. Se puso tristísima y el pobre
Pedrito no sabía qué hacer para que parase de llorar.
Finalmente se le ocurrió una brillante idea:
- Podríamos compartir mi caparazón, dijo Pedrito para consolar
la babosa.
- ¿De verdad harías esto por mí?
-
Pues claro que sí. Eres mi amiga. Se hizo de noche y los dos compañeros se pusieron a dormir, el
caracol se acurrucó al fondo del caparazón y la babosa cupo perfectamente.
- ¡Buenas noches! dijeron los dos a la vez.
FIN